17 marzo, 2012

Bromas metamorfósicas





La metamorfosis de Franz Kafka es uno de los libros que más me ha gustado.
Lo leí siendo muy joven, y más de una vez a pesar que el autor nunca lo nombra, pero describe, soñé en lo que se convierte un hombre: en un insecto, que supongo o quiero suponer más bien era un escarabajo gigante, no quise imaginar nunca que fuese una cucaracha –me repugna solo nombrarla-, el impacto de ese sueño  me producía como una especie de apnea y más cuando se daba la vuelta el escarabajo dichoso y no se podía poner de pie con sus múltiples patas aplaudiendo al aire queriéndose agarrar a un sólido. Qué mal que lo pasaba.
Un íntimo amigo mío me contó una cosa muy curiosa sobre las personas, me dijo: “si las miras bien las puedes transformar”, añadiendo acto seguido: “todas las personas fíjate bien o tenemos cara de perro o de pájaro”. Me eché a reír e inmediatamente empezamos a decirnos: “tú tienes cara de pájaro y tú de perro; y tu de pájaro… y tú de perro…; y tú de pájaro…y tú de perro…”.
Cuando de tarde en tarde nos vemos, como si fuésemos unos niños aún seguimos con la graciosa cantinela: “y tú tienes cara de…y tú de…”.
 Luego observamos a alguna persona y como dos tontos en total complicidad, acompañados de una cerveza nos sonreímos y llega a tanto este humor que en alguna ocasión me he tenido que ir al servicio porque podía dar lugar al “mosqueo” de algún presente y como se dice por aquí “ya está liá”.
Solo escapan a esta rara transformación los niños, siempre tienen cara de ángel.