LA QUINTA DEL BIBERÓN
Hombre hecho de paja y
pedernal, incapaz al desaliento, forjado en junco carnal, flexible al incivil viento de España, es ya militar, un biberón en
movimiento: joven, bizarro y cabal, alistaron casi un chaval.
A desolados familiares
dejó llorando, ajeno a la guerra de militares. “Voy”, dijo él, tan leal y
bueno. Murieron ciento de millares por dejar honrado el cieno de la jacobina
patria: fue su canto de cisne y aria.
Aquí su nombre aún yace,
anónimo sin él querer, y en el fondo de mí nace la voz ronca de sostener que la
guerra se rehace con el arsenal del poder: aquí el hombre de siempre amarillo
murió con un ceroso brillo.
La batalla del Ebro
Tras el colapso de Aragón, el gobierno republicano se dispuso a
reconstruir un ejército con los restos de las formaciones que se habían
replegado hacia Cataluña. La República tenía el Segre, al oeste, y el
Ebro, al sur, como razonables líneas de defensa tras las que reorganizar
a sus tropas, contaba con algo más de 18.000 toneladas de material de
guerra que había cruzado la frontera francesa entre mediados de marzo y
mediados de junio y disponía, además, de más tiempo del que podía haber
esperado gracias a la ofensiva de los nacionales sobre Valencia. A
finales de la primavera y principios del verano, la República llamó a
filas a los reservistas de las quintas de 1925-1929 y 1940-1941 y pudo,
así, organizar doce nuevas divisiones con reclutas que iban desde los
dieciséis años -la célebre «quinta del biberón»- hasta hombres maduros,
ya padres de familia, con aquellos que antes habían sido considerados
exentos porque sus especialidades les hacían necesarios para la
industria de guerra e, incluso, con prisioneros del ejército nacional.
Para un brigadista curtido aquellos soldados «eran muy jóvenes, casi sin
ninguna instrucción militar, y muchos de ellos eran prisioneros del
ejército de Franco que habían aceptado unirse a las tropas republicanas»
La Guerra Civil Española (Antony Beevor)
Lo mejor que he leído hasta ahora de tan amarga guerra.
Anexo al poema “La Quinta del Biberón”
La Guerra Civil Española (Antony Beevor)
Lo mejor que he leído hasta ahora de tan amarga guerra.
Anexo al poema “La Quinta del Biberón”