Hay personas que por su natural naturaleza solo buscan el ganar,
llevarse la razón no razonada, bueno sí, la del auditorio palmero.
También las hay que no dejan pasar un segundo para sacar a relucir
cualquier traspiés que en algún momento podamos cometer: suelen ser las
mismas. Estas últimas siguen erre que erre, machaconamente, como si algo
de su encono nos importara o acaso fueran el ombligo del mundo. Y
encuentran insulto a cada paso, y menosprecio a la persona. Y digo: es
usted un vanidoso, un pedante, y un cargante; resumiendo un: petulante cansino, que solo intenta ser la figura, no una
vez ni dos, sino reiteradamente, hasta querer ser el cura en el
entierro, el cura en la boda y el cura en el bautizo, todo a la vez y alternativamente,
porque lo mismo le da empezar por el final, por el principio o en medio.
Con todo lo que nos queda por leer, por saber, por aprender, por
viajar, aún alguien puede sospechar que estamos pendientes de disputas,
de conflictos personales, que no inducen nada más que a hacernos perder
el tiempo y la paciencia. Y no vengan luego con que si no le gusta ya
sabe lo que tiene que hacer. No me vale, como no me vale este cansancio
que uno se lleva sin haber hecho el ejercicio pertinente.
Lo pasado ya pasó, miremos hacia adelante, volvamos la página y no
intentemos por todos los medios interpretar a los demás como sino uno
no tuviera su parte alícuota de verdad.
Creo que no hay más enemigo de uno que, no tener en la vida el
conocimiento de que te puedes equivocar; pero que lo más sensato debía
de ser corregir esa extraña pero asidua manía de: “remover la mierda”.
No conozco un ser que no se haya pasado siquiera un instante, que no
se haya equivocado, y en estos incluyo al maestro AMM. Un hombre que es
ejemplo de moderación y también de desasosiego, palabra que le gusta
emplear. Mas también incurre como humano en alguna pequeña falta,
naturalmente, renonozcámoslo; mas la vanidad y la presunción después ya
no hacen acto de presencia. Es dónde admiro su grandeza y su elegancia.
Por eso quizá yo me refiera a él como maestro, por lo que tanto he
aprendido desde que un buen día me dio por colarme sin permiso en este
portal, donde las puertas siempre la he visto sin hojas, lo mismo para
entrar que salir. El único impedimento quizás , casi seguro, he sido yo
mismo y algún portero/a de turno un poco taciturno y engreído, creyendo
que la casa es suya, cual dogo sabueso que cuida del amo y su propiedad.
A lo mejor para escribir bien solo hay que escribir menos, que dicen que es más.
Reconocerlo o no: ¡eh ahí la cuestión!”.
Las disputas no gustan a casi nadie y sí, la reflexión y la humildad.
Y no por réplicas y más contrarréplicas, se acabará solucionando el
asunto. Alguien deberá bajarse del burro o de la burra. Presiento un
otoño calentito.
Desde los primeros días dije que los mayores talentos estaban en los
disidentes; aquellos a los que casi nunca se les aplaude, pero no lo
necesitan porque cada vez que escriben ellos ya saben lo que son, los
que hacen que aquí haya la imaginación, chispa, contraste y alegría.
Que así se escriba, así se lea y así se cumpla.
P.D. Es que ya tengo secretaria y la voy dictando.