De Yahoo - Finanzas
Hasta hace poco podíamos tener la propiedad de un sinfín de bienes materiales: una casa, un coche, un perro… o un yate o avión privado, en el mejor de los casos. Pero nada de esto es original, sino demasiado típico, así que, ¿por qué conformarse con ello, cuando puedes tener tu propio pueblo? En tiempos donde la bonanza económica brilla por su ausencia, hay quienes agudizan el ingenio y ponen en venta, por insólito que parezca, todo aquello que alguien esté dispuesto a comprar. La ley de la oferta y la demanda ha transgredido todas las fronteras imaginables y ahora es posible encontrar, junto al letrero que anuncia el nombre de un municipio, el cartel de 'se vende'.
Hasta hace poco podíamos tener la propiedad de un sinfín de bienes materiales: una casa, un coche, un perro… o un yate o avión privado, en el mejor de los casos. Pero nada de esto es original, sino demasiado típico, así que, ¿por qué conformarse con ello, cuando puedes tener tu propio pueblo? En tiempos donde la bonanza económica brilla por su ausencia, hay quienes agudizan el ingenio y ponen en venta, por insólito que parezca, todo aquello que alguien esté dispuesto a comprar. La ley de la oferta y la demanda ha transgredido todas las fronteras imaginables y ahora es posible encontrar, junto al letrero que anuncia el nombre de un municipio, el cartel de 'se vende'.
En el ojo del huracán del problema que nos ocupa, se sitúan precisamente los pueblos españoles. ¿Cómo han llegado algunos de ellos a estar a la venta? La respuesta, extensa pero sencilla.
El territorio nacional se divide en 8.117 municipios,
cifra próxima a la de los italianos, inferior a la de los franceses,
con casi 37.000, y superior a la de los portugueses (380). La
Unión Europea fija en 5.000 habitantes el mínimo para que un municipio
pueda prestar servicios de calidad a un coste razonable. Hablando con propiedad, el quid de la cuestión no se halla en dichos municipios, sino en los habitantes de los mismos. Y es que, ¿cuántos superan el mínimo?
Según datos facilitados por el INE, España contaba con 47.190.493 habitantes el 1 de enero de 2011, siendo el quinto país más poblado de la Unión Europea. Sin embargo, la densidad de población que se registra en nuestro país, 93,51 habitantes/km², es bastante inferior a la de otros países de Europa Occidental.
La población española puede presumir de longevidad.
Goza, pues, de una salud envidiable. Prueba de ello, uno de los
parámetros que se utiliza para conocer con más exactitud dicha
longevidad, la esperanza de vida, continúa creciendo de año en año. Esta ascendió en España hasta los 82 años en 2010, según el estudio 'Indicadores demográficos básicos', publicado por el INE. Sin embargo, y haciendo uso del refranero popular 'no es oro todo lo que reluce'.
Males demográficos de la nación
Sobre
el territorio nacional planean dos potentes amenazas, que nublan el
horizonte. El dedo acusador apunta directamente hacia estos como promotores de las citadas ventas. A grandes rasgos podemos señalar:
Población envejecida
Los españoles, cual rosa en otoño, comienzan a marchitarse. España envejece y además lo hace más rápido de lo previsto. De hecho, la edad media de los españoles se sitúa ya en 40,9 años, según datos que se desprenden de un informe llevado a cabo por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas de España (IVIE). Estos datos indican que se trata de la edad más avanzada desde que se dispone de estadísticas. Implica un crecimiento de 7,7 años desde 1975, época en la que la edad media de los españoles se situaba en 33,2 años.
Distribución irregular
De los seis habitantes de Illán de vacas, a los 3.213.271 que se concentran en Madrid, hay diferencias notables. La población se reparte a lo largo del país de forma muy irregular. Las siete provincias más pobladas concentran al 45% de la población española, mientras que en las quince con menor número de habitantes (sin contar a Ceuta y Melilla) sólo vive el 8% del total. El 60% de los municipios agrupan a 1.000 habitantes o menos (un total de 4.862) y en 1.058 de ellos la cifra de habitantes no supera las 100 personas, según podemos leer en El economista. Queda así contestada una de las cuestiones del principio. El resto, por ahora, carece de respuesta.
Pero hay quienes hacen su agosto en cualquier mes, incluso en plena crisis. De hecho, el negocio de la venta de pueblos ha experimentado un auge considerable. Hace apenas cinco años era realmente difícil adquirir una aldea o municipio en propiedad, mientras que ahora sólo en la web que tomamos como ejemplo, http://www.aldeasabandonadas.com, podemos encontrar las 800 ofertas más singulares e importantes del mercado nacional. Se trata del primer portal español dedicado a la venta de propiedades como, aldeas, pueblos deshabitados, viviendas rurales o de luxe…
Existen otros, pero en este se concentra la mayor cantidad de ofertas
y, por ende, de demanda. No en vano, llegan a recibir en torno a 400 solicitudes diarias pidiendo información.
Ofertas
El abanico de posibilidades es amplio. De la austeridad de pequeñas aldeas como una de tantas situada en la comarca Ribeira Sacra con seis casas de piedra en el norte peninsular (Lugo-Ourense), al lujo de otra exclusiva y única en el Valle del Jerte (Cáceres), compuesta por un conjunto de cinco edificios rehabilitados equipados con las últimas tecnologías en confort (bañeras de hidromasaje). En función del gusto, el precio puede ir desde los 24.000 hasta los dos millones de euros. El grueso de ofertas se halla en las Comunidades de Galicia y Asturias. Cáceres, Madrid y, sobre todo, algunas zonas donde existen localidades de auténtico lujo, con iglesias románicas rehabilitadas incluidas.
Perfil del comprador
Puede que muchos se hayan decantado por cadenas hoteleras o empresas vinculadas al turismo como cliente potencial. Pues nada de eso, los clientes estrella (un 40%) son acaudalados británicos seguidos de alemanes y holandeses que ¿por qué se van a conformar con tener una casita, si pueden adquirir un pueblo entero?
Podemos comenzar a ahorrar o, mejor aún, ir buscando un generoso británico con el que compartir el pueblo de nuestros sueños.