21 agosto, 2012

Perderse o extraviarse

Zahara de los Atunes - Playa del Carmen -

Cuánto se aprende cuando uno se equivoca. Como mínimo tiene dos caminos ya para recorrer.
Perderse o mejor extraviarse creo que es lo que me pasó el día 14 de este mes y de este año cuando iba a Zahara de los Atunes.
Me fui por la N-340 dirección a Tarifa, recorrí todo el arcén con la Chicharra y vi brillar cristalillos, algún que otro matojo, piedrecillas, arenisca, bolsas y desperdicios. 
Pero llegue y me dio tiempo a conocer playas, el centro –lleno de foráneos momentáneos, se les nota por esa alegría con que piden el atún, y disparan su altanería al atosigado camarero- y me producen una especie de estupor y mala leche.
Conocí a amigos de mis amigos y me comí un rabo de toro, mojado con  dos cervezas y tres riojas, aunque no les pegara a los entendidos recién llegados. 
Si di la nota sería porque me rasqué demasiado el bolsillo si sacar “chavo”. Pero a eso estoy acostumbrado.
Me divertí con los consejos de los sabios de turno que me dijeron por donde volver; así lo hice, por Barbate, pues qué bien, dos rutas por el mismo precio, porque además se dignaron con mi presencia y consideraron “que había recorrido bastantes km demás, y no era lógico que tuviera por hoy más gastos, faltaría plus”. Qué elegantes dije para mí y que memos. 
Si en el fondo son como niños, otro día les diré que para ir a Roma, desde Cádiz cogí el Camino de Santiago, dirección Lisboa, pasando por Tenerife a nado.
 ¡También vale!, o a lo mejor no, pero como por perderse o extraviarse le consideran a uno medio bobo, ¡qué lo paguen coño, qué menos!
Con los bien que se lo pasan cómo les voy a defraudar. No es justo ni se corresponde con mi persona que me gusta tanto hacer felices a estos “enteraos” de la guía Michelín.