Segundo "bis"
Los hombres que fueron encontrados muertos en el desfiladero de El Clavo, por causas que se desconocen al día de hoy, no habían sido enterrados, a pesar de haber pasado ya una semana larga. Las Autoridades del Estado Central no daban los correspondientes permisos, sin que al pueblo de Nucafría ─llamado así porque estaba sito en la ladera de una montaña en su lado de umbría─ se le diera la más mínima noticia de tan tremenda anomalía. Entre los vecinos se comentaba que el nuevo Concejal-Director General en Funciones de Defunciones, de apellido Granvoltio, estaba de gira, al parecer en un crucero alrededor del mundo, y era probable que hasta cerca de un mes no regresara.
Al octavo día del funesto accidente, sin esclarecer por cierto la causa por el momento, desde el balcón del Excmo. Ayuntamiento de Nucafría, hacía público y notorio el Concejal-Subdirector de Defunciones sin Funciones, de nombre y primer apellido Segundo, alias “Bis”, el motivo de que tan singular caso no estuviera resuelto, era por causas ajenas extrañas e involuntarias a su voluntad, añadiendo; que de momento las cosas seguían como estaban y, que no teniendo más que añadir daba por finalizada la desagradable jornada.
El pueblo, que no era tonto, aunque lo diese dar a entender… por conveniencia, pusieron en acción sus altavoces portátiles y exclamaban al unísono: “Segundo, gato encerrado, Segundo serás escaldado” y repetía una y otra vez la misma cantinela.
Segundo “Bis”, así se le llamaba por ahorrar palabras, sintió en lo más profundo del alma una congoja infinita. Él que llevaba veinte años de Segundo, siendo siempre leal, eficaz y sumiso, veía como su dedicación desinteresada ─sólo recibía de nómina un pírrico sueldo, que por ser tan mínimo no merecía la pena ni declarar─, se le maltrataba con algún insulto barriobajero o se le señalaba con el puño bien cerrado y dándole vueltas, que él interpretaba para sus adentros que quería decir algo así como hacerle picadillo. Eso sí, su Patrimonio crecía y… crecía, pero debíase a la diosa Fortuna, que cada año le visitaba una o dos veces, bien al juego de la Lotería o la Primitiva, o a las Quinielas, o a otra suerte del azar, que ya sabía él, que a todas las probaba y todas le correspondían.
Nuevamente volvió a la balaustrada y engarzado a ella con una mano como un poseso, y con la otra a un altavoz a modo de corneta insufló todo el aire que sus pulmones pudieran contener y dijo:
“¡Queridos conciudadanos, ciudadanos, vecinos, y gente de fuera y de paso en Nucafría! Por derecho os diré que aquí Encerrado el gato Segundo, para mí debe ser Escaldado el Primero, y como no está ni se le espera a éste último, deploréis en vuestra actitud garrula e irresponsable.
El pueblo de Nucafría no se rendía a la añagaza de Segundo Segundo “Bis”, muy al contrario, tenía preparada otra vez el orfeón con la siguiente coplilla:
“Segundo gato, Segundo,
dices al Primero escalde,
que está por ese gran mundo,
─mi Segundo Bis─, el alcalde.
El mencionado suplente no se achantó y en verso también les dijo:
Sólo soy el Concejal-Subdirector en Funciones;
a ver si de una vez entendemos Nucafrianos
de ayer, melocotones gordos más que sanos:
superemos hoy esperas e insanas Defunciones.
No os aflijáis por enterrar, tendréis ocasiones
en la vida miles, incluso más que veranos,
veréis amigos cuantos repulsivos gusanos
se mofan de vuestras dolorosas emociones.
No es de justicia atacar a un contribuyente
y querer estando aún vivo, desollarlo,
porque diría con razón la mayoría de la gente
que es sandez pelar a Bis, dos en uno y hallarlo
natural, y os llamarían Nucafría la demente
y tardarían menos de un Segundo en contarlo.
Que a vosotros, ustedes, que más le da el caso;
ya se encargaran los buitres de desollar.
En la tierra vivos tenéis a pares sin dar un paso,
merecedores de escarmientos, por desplumar mal
las huchas del Consistorio y; eso sí es un fracaso,
lechuguinos; el callar y reírles las gracias sin pan.
a ver si de una vez entendemos Nucafrianos
de ayer, melocotones gordos más que sanos:
superemos hoy esperas e insanas Defunciones.
No os aflijáis por enterrar, tendréis ocasiones
en la vida miles, incluso más que veranos,
veréis amigos cuantos repulsivos gusanos
se mofan de vuestras dolorosas emociones.
No es de justicia atacar a un contribuyente
y querer estando aún vivo, desollarlo,
porque diría con razón la mayoría de la gente
que es sandez pelar a Bis, dos en uno y hallarlo
natural, y os llamarían Nucafría la demente
y tardarían menos de un Segundo en contarlo.
Que a vosotros, ustedes, que más le da el caso;
ya se encargaran los buitres de desollar.
En la tierra vivos tenéis a pares sin dar un paso,
merecedores de escarmientos, por desplumar mal
las huchas del Consistorio y; eso sí es un fracaso,
lechuguinos; el callar y reírles las gracias sin pan.
Reunidos algunos vecinos, uno de ellos que sobresalía sobre los demás por tener el pelo bermejo y encrespado, alto y seco como una cucaña, alzando los brazos en uve, que parecía un Cristo habló con profundo vozarrón:
─Es verdad, no habíamos caído, ¿dónde está el alcalde?
─En su casa estará, desojando la margarita, a ver si sale y, de una vez aparece en los eventos eventuales que a este pueblo acontecen cada semana y, que se liquidan todos por Silencio Administrativo; le respondió el que parecía el listillo del pueblo, ya que hablaba palabras muy técnicas, y alguna que otra palabra en francés e inglés, conocía el mar y había estado en San Juan de Luz (Francia); y por eso se le consideraba una enciclopedia.
─ Claro el tiene que darnos una solución; y además le preguntaremos donde está el pan ─con poca gracia─ que nos ha robado, según dice el señor Concejal-Subdirector de Funciones sin Funciones, don Segundo “bis”.
Este caso como tantos otros quedó en el suspense…y en la nevera, ─congelado─; lo que ocurrió después fue cosa que yo no vi, y lo siento, que bastante tiempo perdí...y Vds. supongo también.
Dicen los del lugar que el Alcalde y el Concejal-Director General en Funciones de Defunciones, de apellido Granvoltio, eran y habían sido siempre la misma persona, y si no se habían enterado antes es porque nunca había ocurrido un caso como este, pero debido a las coincidencias de las ausencias constantes del primero, muy bien pudiera ser…
Segundo “Bis”, pago el pato, que para eso tenía él ahorrado lo suyo con los azares de la suerte, y de “motu propio” levantó el vuelo también, y dejó el caso tan frío como a los hombres que esperaban su palmo de tierra encima, tan fríos como el mismo nombre del pueblo, por los siglos de los siglos. Amén.
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