15 abril, 2012

Las Musas

Atenea junto a las musas -Frans Floris (c.1560)

La inspiración brota cuando menos te lo piensas, por eso no se trata que  estés sentado horas y horas delante del ordenador persiguiendo realizar la obra, -la obra es tan caprichosa, que acaso pida un  tiempo muerto - puede que sea mejor darse una vuelta o un paseo y a lo mejor al volver del mismo, la chispa ésa se enciende, un flash nos ilumina y nos lleva a un estado tan involuntario como es haber producido algo que nunca llegamos a imaginar. Entonces brotando de la corriente del azar y tempestuosamente sin motivo ni razón llega uno mismo a no reconocer el desconocido camino a dónde ha ido a parar que…, ni por asomo nunca hubiera pensado de principio.
El trabajo del subconsciente es un protagonista principal en el proceso; desde luego en la ciencia cuando digamos se llega a producir “el milagro”, mucho antes han habido muchas horas de trabajo y de investigación.
De múltiples ejemplos está la historia llena, que por supuesto no es necesario recordar.
Tema profundo el de hoy, por lo que ya no me explayo más; la musa Karola a mí me ha dejado -ingrata perversa-; ¡mira en qué grave estado!
Cuéntame, Musa, las causas; ofendido qué numen
o dolida por qué la reina de los dioses a sufrir tantas penas
empujó a un hombre de insigne piedad, a hacer frente
a tanta fatiga. ¿Tan grande es la ira del corazón de los dioses?
Virgilio – Eneida I
 


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