El problema fundamental
de este país es que hacemos bastante lo del avestruz. Una gran mayoría no
miramos muchas veces más allá de nuestras narices, somos inmediatos, alegres y un
poco inmaduros, ajenos a lo realidad, y más bien poco previsores.
No debemos de todas
formas olvidar que esta “crisis global” ha sido perpetrada por los que hoy
gobiernan las economías: los bancos y sus entidades financieras.
Aparte hay razones que
nos incumben y muy de cerca, urgentemente, así que o nos ponemos manos a la
obra, claro está desde arriba, o de lo contrario nos vamos a comer los codos.
Acción, saber
reaccionar, como ya dijo antes algún sabio: “lo malo no es caerse, sino no
poderse levantar”.
Cuando llegue el día
que nos manifestemos contra todas las juergas que nos montamos con el fútbol y
les sigamos dejando que sigan con esa “fiesta nacional”, creo que es la
verdadera, y nos les obliguemos a que satisfagan las deudas y acoquinen de una vez
la rémora arcaica y tolerante que llevan desde hace años; cuando llegue el día
que en la semana cultural de un pueblo no se ataje el despilfarro que supone
contratar a un grupo de renombre por una cantidad que está fuera de todo
presupuesto, por ser más que nuestro vecino; cuando lo primero que se hace aquí
es mirar por el propio interés de un partido, sea cual fuere, en vez de papá
Estado, que al final es el que nos socorre y nos atiende o nos debe de atender,
por no tener verdaderos políticos o estadistas; cuando nos demos cuenta que
ayudar a tantos y tantos parados, a las clases menos favorecidas, en vez de
hacer obras faraónicas sin ningún sentido ni razón, bueno sí, la conocidas
comisiones, las terceras y cuartas personas que se arremolinan como moscas a la
miel a los candidatos y ya no digamos a los proclamados dioses de la poltrona;
cuando sepamos discernir, si lo que queremos es una huelga que no sea inducida
por intereses que no quieren hacer desaparecer ni sus incentivos ni prebendas y
justificar de alguna manera su presencia en el pastel, entonces, sino todo;
algo habrá cambiado.
Hay una amalgama de
intereses que no tienen límites ni se desean poner.
Y no pongo ejemplos
porque me duelan prendas, sino como la que ya ha mencionado el maestro Antonio Muñoz Molina en
relación a Jerez son de todos archiconocidas, los medios de comunicación nos las
recuerdan todos los días; pero mira, será que nos gusta hacer una y otra vez el
avestruz, por no decir el pavo, y así es posible que lo pasemos bastante mal
sin que nos acerquemos siquiera a Nochebuena.
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