Christian Felber, cofundador de Attac y padre de la economía del bien común
Victor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amiguet
"Nadie debe cobrar más de 20 veces el salario mínimo"
10/07/2012 -
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Foto: Kim Manresa
Calidad de vida
Calidad de vida Felber sentó las bases de La economía del bien común
(Ed. Deusto) y se fueron sumando economistas y empresarios para
profundizar en este nuevo modelo que pretende poner la economía al
servicio del ciudadano y no del beneficio, con propuestas claras.
Corregir, por ejemplo, las abismales desigualdades salariales: "En
Alemania los altos ejecutivos ganan 5.000 veces más que el salario
mínimo legal. Creo que es inconstitucional y debemos conseguir que lo
prohíban por ley". El egoísmo y la irresponsabilidad de la economía
deben dar paso a la cooperación. Felber invita a personas, empresas y
comunidades a sumarse a esta reconstrucción de la economía
(www.economia-del-bien-comun.org).
Debemos resolver la contradicción
ética entre los valores de los mercados capitalistas (afán de lucro y
competencia) y los principios constitucionales que recoge, entre otras,
la Constitución de Baviera.
"Toda actividad económica sirve al bien común".
La
economía del bien común es un sistema económico alternativo completo.
Hoy se han adscrito al movimiento y aplican el modelo 717 empresas en 15
países, tres bancos europeos, 129 organizaciones y 50 políticos.
¿Y en qué consiste su modelo?
Está
basado, como la economía de mercado, en empresas privadas. La
diferencia estriba en que las empresas no compiten entre ellas, sino que
cooperan para conseguir el mayor bien común a la sociedad en su
conjunto.
¿Y cómo se consigue eso?
Cambiando
las reglas del juego político. El éxito económico no se mide por
indicadores monetarios como el beneficio financiero o el PIB, sino por
el balance del bien común. Hoy una empresa puede ser exitosa agravando
los problemas sociales y ecológicos.
Destrozando el medio ambiente.
Sí,
y pisoteando los derechos humanos, empleando mano de obra infantil,
desviando sus beneficios a paraísos fiscales o presionando mediante
lobbies para promover leyes que vayan en su propio beneficio.
Algo debe cambiar.
El
80% de los alemanes y el 90% de los austriacos esperan un nuevo orden
económico. Según las encuestas, si se pregunta a la gente cuáles son los
indicadores de calidad de vida más relevantes, las respuestas son
prácticamente idénticas en todo el mundo.
¿Qué queremos?
Se
resume en 15 identificadores (sanidad, calidad del tiempo, confianza,
cooperación, aprecio, democracia, solidaridad...) que hoy podemos medir
para saber cuál es la aportación de las empresas a ese bien común
deseado. Cuanto más social, ecológica, democrática y solidaria sea la
actividad de la empresa, mejores serán los resultados del balance del
bien común alcanzados.
¿Y tendrán premio?
Sí,
disfrutarán de ventajas legales: aranceles ventajosos, créditos
baratos, tasas de impuestos reducidas, privilegios en compra pública y
en concursos públicos...
Hoy los productos éticos y ecológicos son considerablemente más caros.
Cierto,
pero con esos incentivos se abaratarán, mientras que los no éticos
subirán de precio. El consumidor podrá identificar mediante un código de
barras el balance del bien común a través de internet y del móvil, y el
producto tendrá un distintivo de color, un semáforo, que informará del
aporte de este producto al bien común.
¿Cree que algún parlamento aprobará sus propuestas?
Las
estudia la UE, pero paralelamente estamos creando convenciones
económicas democráticas que están redactando las reglas del juego, y el
pueblo soberano las podrá convertir en vinculantes y legales.
¿Hay algún ejemplo?
Muro
d'Alcoi, en Alicante, se ha declarado oficialmente municipio del bien
común. Y hay municipios en Austria, Italia y Alemania que lo están
fomentando porque hay empresas, científicos y organizaciones que se han
pronunciado a favor de esta iniciativa. Viena se esta planteando dar
prioridad en la compra pública a empresas que hagan el balance del bien
común.
¿Qué otras medidas propone?
Que los
excedentes financieros no se utilicen para bonificar a personas que no
trabajan en la empresa, prohibir la adquisición hostil de otras
empresas, la inversión en mercados financieros y la aportación a
partidos políticos. En contrapartida, el impuesto sobre el beneficio
empresarial se elimina.
¿Dónde revertirían esos excedentes?
En
inversiones con plusvalía social y ecológica, devolución de créditos,
depósitos en reservas limitadas, bonificación a los empleados de forma
restringida y créditos sin intereses a empresas cooperadoras.
¿Qué más?
Cuanto
más tengas, más difícil será adquirir más. Ha de haber un límite por
arriba y por abajo a la desigualdad en los ingresos, la propiedad
privada y el tamaño de las empresas.
¿Qué propone para las diferencias de ingresos y patrimonios?
Limitarlas,
ingresos máximos de por ejemplo 20 veces el salario mínimo y
propiedades que no excedan los diez millones de euros. Y el derecho de
cesión y herencia de 500.000 euros por persona.
¿Y el empleo?
Las
empresas serán más exitosas cuanto más contribuyan a reducir el paro,
proponemos diversas medidas como un año sabático cada diez que reduciría
un 10% el paro. Y un banco democrático con depósitos de ahorro
garantizados, cuentas corrientes gratuitas, créditos de interés reducido
y de riesgo con plusvalía social y ecológica.
¿Qué hacemos con los impuestos?
En
Austria el 90% de la población no tiene ni la tercera parte de toda la
propiedad privada, no vamos a poner ningún impuesto sobre ellos.
¿Que paguen los súper ricos?
La
propiedad privada es cinco veces la deuda pública en toda la zona euro;
si le aplicamos el 1% de impuestos, en diez años se reduciría a la
mitad y a las grandes fortunas sólo les implicaría el 10% de su fortuna.
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